Cuando los aviones están en tierra, todo tiene que ir muy rápido. Para garantizar que la rotación pueda llevarse a cabo con la mayor rapidez posible, se ha desarrollado toda una serie de vehículos especiales: los
equipos de apoyo en tierra (GSE).
De este modo, se realizan simultáneamente numerosas operaciones como el repostaje, la carga de equipajes, el deshielo y el embarque de pasajeros. Para estos equipos hay muchos retos, sobre todo en términos de flexibilidad (no todos los aviones tienen el mismo tamaño, y los equipos GSE deben poder adaptarse a ello) y de fiabilidad, que debe ser absoluta. Los equipos de GSE deben ser capaces de funcionar de forma fiable tanto si hace sol como si llueve o nieva en el aeropuerto. Cualquier fallo se paga a un alto precio.
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