Cuando se pintan juntas de puertas en la industria del automóvil, se utilizan robots de pintura que tienen que seguir el ritmo de los ciclos ajustados y el funcionamiento continuo. En el proyecto de este cliente, por ejemplo, se produjeron unas 2.000 piezas por turno en tres turnos. Esto supone unas 600.000 piezas al año.
El eslabón más débil de la cadena de procesos era el tendido de cables para el robot de pintura. La solución original consistía en una manguera corrugada, que cada vez daba más problemas. Se desgarraba una y otra vez y provocaba fallos en el robot de pintura. Además, no había soportes adecuados, por lo que los cables estaban sometidos a una gran tensión durante los complejos movimientos. La gran aceleración del brazo robótico también contribuyó a ello. Con hasta 800 mm/s², actúan grandes cargas sobre el cable y el sistema de suministro de energía.
A esto hay que añadir las condiciones de la cabina de pintura. La niebla de pintura provoca una gran suciedad. Se deposita por todas partes y provoca las correspondientes adherencias.
Debido a las grandes cantidades requeridas en la producción, el cliente decidió no comprometer la velocidad del robot de pintura. Hubo que encontrar un nuevo tendido de cables.