Una cargadora agrícola "proper" tiene una junta articulada en el centro para poder moverse también en espacios reducidos. Se trata de una regla (casi) inquebrantable entre los fabricantes y usuarios de estas máquinas flexibles y compactas, que se utilizan en muchas explotaciones agrícolas, pero también en los oficios y en la industria de la construcción. Sin embargo, esta regla sólo se aplicaba hasta que llegó el momento de un nuevo concepto. Thaler GmbH & Co KG de Polling/Baviera ha sido el primer fabricante de cargadoras agrícolas que ha hecho realidad este concepto. Manfred Thaler, socio gerente de la empresa: "Los vagones de forraje de última generación son tan altos que apenas pueden cargarse con las cargadoras articuladas convencionales, que alcanzan alturas de elevación de hasta unos 4,60 metros. Estas máquinas han alcanzado sus límites físicos. Este fue el detonante para que desarrolláramos una arquitectura de vehículo fundamentalmente nueva."
Fue posible tomar prestadas las carretillas telescópicas mucho más grandes que se ven a menudo en las obras. En ellas, los implementos no están sujetos a un brazo articulado, sino a un mástil telescópico recto, situado en el eje longitudinal del vehículo, con el punto de giro en la parte trasera. Y en lugar de dirección articulada, tienen un chasis bloqueable con dirección a las cuatro ruedas y, por tanto, alcanzan un alto nivel de estabilidad incluso al mover cargas más grandes. Este concepto se hizo realidad por primera vez en una cargadora de patio con la 48T18. Esta máquina muy compacta es potente gracias al motor Yanmar de 48 CV, mientras que la tracción a las cuatro ruedas garantiza que la potencia también esté disponible en la vía o en el patio. Las dimensiones extremadamente compactas (1,60 m de ancho; 1,94 m de alto) junto con la dirección a las cuatro ruedas garantizan una gran maniobrabilidad. Al mismo tiempo, la 48T18 alcanza alturas de trabajo significativamente mayores que las cargadoras articuladas (4,90 m de altura de carrera), una mayor carga útil (1.800 kg en el punto de giro de la cuchara) y un mayor ángulo de vuelco (68o).
La idea convenció a los clientes y, de paso, también a los competidores, que desarrollaron máquinas similares. Uno de los retos que Manfred Thaler y sus ingenieros de diseño tuvieron que superar durante el desarrollo fue la selección y disposición del motor: "Tenía que ser un motor de cuatro cilindros y 45 CV para proporcionar potencia y tracción suficientes. Pero el espacio de instalación junto al telescopio, frente a la cabina del conductor, era extremadamente estrecho. Entonces instalamos transversalmente un motor de 48 CV, que no sólo es potente, sino también muy eficiente y económico, y de fácil acceso." Esta disposición también garantiza una distribución uniforme del peso en las cuatro ruedas.